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TE LLAMO MAMA (Canción sobre el aborto) - Felipe Gómez

CRONICAS OLVIDADAS: El Despertar

Abrió los ojos y miró a su alrededor. No reconoció la estancia. Se incorporó en lo que parecía ser una cama de extraña arquitectura, todo le daba vueltas y no sabía por qué, no sabía… no sabía quién era. Desorientado y un poco asustado se levantó y logró caminar hasta el cuarto de baño de aquella habitación pintada de tonos violáceos, se miró en el espejo y se sorprendió al ver su rostro. Un rostro de tez oscura, gris, y unos ojos de un rojo intenso. Sus cabellos eran blancos y conservaba la belleza de los elfos. Era un elfo oscuro, un asesino, un destructor.
No se atormentó por su descubrimiento, ni siquiera por las cicatrices de su cara, sólo volvió a la cama y se tumbó en ella totalmente desorientado. Suspiró, no recordaba qué hacía allí ni cómo había llegado hasta aquel lugar. Ni siquiera se acordaba de su nombre. Junto a la cama había unos ropajes oscuros perfectamente doblados y dos katanas guardadas en su funda. Dos katanas… un recuerdo empezó a formarse en su mente pero enseguida se difuminó como si hubiera sido absorbido por algo. Miró a una de las katanas, se sentía extrañamente atraído hacia el arma. La desenfundó, de su filo emanaban tenues reflejos rojos que bailaban frente a él como hechizándolo, como envolviéndole en una danza burlona y mortal. Cerró el arma en su funda sobresaltado por el sonido de una puerta al abrirse en una habitación junto a la suya, dejó el arma donde estaba justo cuando la puerta de su habitación se abría. Una hermosa elfa oscura vestida solo con un finísimo vestido de seda caminó felina hacia él clavando sus ojos en los de él con una expresión divertida, juguetona.
-Hola querido, ¿cómo te encuentras? – Preguntó ella.
-No… lo siento… no recuerdo nada, ni quién eres tu… ni quién soy yo. – Contestó él temiendo herir sus sentimientos.
Ella sonrió ligeramente, era una sonrisa de... ¿satisfacción? El elfo oscuro parpadeó creyendo que sus sentidos le engañaban pero siguió pareciéndole que algo allí no encajaba. Ella, quizá viendo su reacción, dramatizó un poco su expresión y siguió hablando.
-No me extraña, aquél fugitivo te dio un buen golpe en la cabeza. – Él fue a decir algo pero ella tapó su boca con un beso. – Quizá esto te ayude a recordar, soy Delewin Darahale, cielo, y tu eres Dirinil Darahale, mi pareja, mi semental, mi héroe cazador de fugitivos.
Le había dado mucha información de repente, le había dado un nombre, un apellido que le ligaba a una casa, una profesión e incluso una pareja. Le costó asimilarlo, no experimentó ningún tipo de sentimiento, ni siquiera de amor hacia ella. Supuso que sería por la amnesia, seguramente habría embotado sus sentimientos.
-Tendrías que prepararte, querido, e intentar disimular tu “estado”. Tu posición es muy envidiada aquí y hoy debes otorgar un castigo a una traidora, no queremos que la gente te crea débil..
Dirinil se llevó la mano a la frente, la cabeza le dolía como si le fuera a estallar, no tenía ganas de levantarse de la cama. Su mujer le puso las armas sobre la cama, al sentir cerca la brillante katana roja el humor del elfo mejoró considerablemente, como si aquél arma le alimentara de la esencia de la que estaban hechos los elfos oscuros, como si le alimentara de mal. Sí, ahora sí le apetecía castigar a una traidora, y el hecho de que un insignificante varón como él pudiera darle castigo a una hembra era una recompensa y un honor para él y una humillación para ella. Se sintió orgulloso.

DEJAME NACER.... MAMA